Enterobacterias

 Las enterobacterias son una familia de bacterias que viven en el intestino de las personas sin producir daño, dando lugar a una situación que se denomina colonización. Las especies más importantes para la salud humana son Klebsiella pneumoniae, Escherichia coli, Proteus mirabilis, Enterobacter spp., Serratia marcescens, Morganella morganii  y Citrobacter spp.


Con todo, cuando las enterobacterias acceden a otros lugares del cuerpo humano, producen una infección que puede ocasionar enfermedad. Las más frecuentes son las infecciones urinarias (que están muy relacionadas con el uso de dispositivos urinarios, principalmente el sondeo vesical) y las infecciones respiratorias, en general debidas a microaspiraciones.


Con menor frecuencia se producen infecciones de localización quirúrgica (superficiales o profundas), así como infecciones de catéteres o de otros dispositivos intravasculares. En cualquiera de las infecciones previas se puede detectar la enterobacteria en sangre (bacteriemia).


Las enterobacterias se transmiten por contacto directo con la piel y las mucosas de la persona afectada, con sus fluidos (heces, orina) o con heridas contaminadas; o por contacto indirecto, a través de objetos, materiales y superficies ambientales contaminadas, que estuvieron en contacto reciente con la persona afectada.


¿Qué son las enterobacterias y cómo afectan la salud?

Las enterobacterias productoras de carbapenemasas (en abreviatura, EPC) son un subtipo de enterobacterias que son capaces de producir carbapenemasas, unos enzimas que en la mayor parte de los casos hacen que la enterobacteria sea resistente a los carbapenems, que son un grupo de antibióticos betalactámicos de última línea terapéutica; es decir, que se reservan para tratar infecciones que no son sensibles a otros antibióticos.


La producción de carbapenemasas no es el único mecanismo de resistencia a los carbapenems del que pueden disponer las enterobacterias, pero es el más frecuente y relevante para la salud, porque cuando una persona está infectada con una EPC no es infrecuente que queden muy pocas alternativas terapéuticas.


De este modo, para no tener que llegar a esta situación lo más eficaz es evitar la infección, a través de la prevención y el control de la transmisión de las EPC de una persona a otra, especialmente en los hospitales y en los centros residenciales, ya que ambos lugares están asociados a un mayor riesgo de transmisión de las EPC.


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