Corazón
El corazón se forma a partir de dos primordia de mesénquima cardiogénico, que es inducido por el endodermo faríngeo para formar una red plexiforme de capilares en una zona en forma de herradura cardiogénica. Estos capilares se fusionan entre sí para formar el tubo endocárdico y el mesénquima restante forma los mioblastos que darán origen al miocardio.
Este tubo también tiene forma de herradura; cada rama de la herradura está organizada en regiones que dan origen a los segmentos del corazón que en sentido caudocraneal son: seno venoso, atrio, ventrículo primitivo (futuro ventrículo izquierdo), bulbus cordis (porción trabeculada del ventrículo derecho), cono o infundíbulo (vías de salida) y tronco (aorta ascendente y tronco de la arteria pulmonar).
Durante la tubulación del embrión los dos tubos cardíacos se acercan a la línea media donde se fusionan y forman el corazón tubular primitivo recto, éste se tuerce a la derecha para formar el asa cardíaca bulboventricular ubicada en la cavidad pericárdica. La torsión derecha del asa posiciona al ventrículo derecho hacia el lado donde se ubica el atrio derecho y coloca al ventrículo izquierdo hacia el atrio izquierdo.
Al crecer caudalmente el asa, los atrios se ubican por encima de los ventrículos, de esta manera las cámaras cardíacas se acomodan espacialmente para facilitar la conexión atrioventricular concordante, la cual se establece como consecuencia de la dilatación del canal atrioventricular el cual lo hace de izquierda a derecha permitiendo la conexión entre los atrios y sus respectivos ventrículos.
El cuerno derecho del seno venoso se incorpora al atrio derecho, donde forma su porción sinusal y el cuerno izquierdo se transforma en el seno venoso coronario que se abre al atrio derecho. A partir de esta etapa se inician los procesos de tabicación, los atrios se separan por la formación del septum primum y del secundum. El canal atrioventricular se divide en dos por la formación de las almohadillas endocárdicas que al fusionarse forman el tabique atrioventricular, quedando separados los canales atrioventriculares derecho e izquierdo. Los ventrículos se separan por la formación del tabique ventricular primitivo y el tabique conal.
El ventrículo derecho se continúa con el cono y éste con el tronco formando un segmento continuo. En el tronco-cono que se tabica por la formación de dos crestas tronco-conales de trayecto espiral con un giro de 180º, que se entrecruzan en el espacio, la dorsal deriva de las crestas neurales y la ventral del mesénquima cardíaco.
Las crestas se fusionan y forman el tabique aórtico pulmonar que separa a las grandes arterias que emergen del ventrículo derecho. La etapa final de la tabicación ocurre cuando la aorta es transferida al ventrículo izquierdo por un proceso de migración del tronco-cono de derecha a izquierda; esto ocurre entre finales de la sexta semana y principios de la séptima, período en que se cierra la comunicación interventricular en el área perimembranosa.
La válvula mitral es de origen mixto. La porción central de la valva medial deriva del doblez izquierdo del tabique atrioventricular, mientras que la valva parietal deriva de un faldón de tejido que se separa de las paredes del canal atrioventricular izquierdo y del ventrículo izquierdo; la válvula tricúspide deriva de tres faldones de tejido que se desprenden de las paredes del ventrículo derecho, cada faldón se diferencía en valvas, cuerdas tendinosas y músculos papilares. Las válvulas arteriales derivan de pequeñas concentraciones de mesénquima como cojinetes, tres para cada arteria que se ahuecan para formar los senos y son de origen troncal.
Las células del pericardio parietal migran sobre la superficie externa del tubo cardiaco y constituyen el pericardio visceral, el cual posee varias potencialidades del desarrollo: da origen al tejido graso del corazón, tiene capacidad de vasculogénesis y angiogénesis, y origina los troncos de las arterias coronarias y sus ramas principales. Y finalmente dan origen al pericardio visceral definitivo.
El conocimiento de la embriología es básico para comprender la estructura mal formada de los corazones con cardiopatía congénita. Y además facilita el entendimiento de los mecanismos patogenéticos que alteran el desarrollo y producen éstos defectos congénitos. A su vez el conocimiento morfológico de las cardiopatías congénitas es necesario para interpretar correctamente las imágenes diagnósticas por los métodos de resonancia magnética y tomografía cardiaca.
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